lunes, 20 de agosto de 2012

La Escuela Secundaria para Trabajadores


En el Distrito Federal existen modalidades de educación secundaria presencial: Escuela Secundaria Técnica, la Escuela Telesecundaria, la Escuela Secundaria Diurna y la Escuela Secundaria para Trabajadores.
Esta última modalidad permite iniciar, continuar o concluir los estudios de educación secundaria a personas mayores de 15 años, a jóvenes y adultos que no han concluido este nivel de educación básica ya sea porque tienen que trabajar, por escases de tiempo o simplemente por asuntos personales.
Últimamente, los jóvenes y adultos poseen diversas alternativas para la acreditación de su educación secundaria, por ejemplo, a través de la realización del servicio militar en los hombres; la presentación del examen único, derivado del Acuerdo Secretarial 286; de la educación abierta y a distancia, por mencionar algunas. 
Sin embargo, estas opciones, por un lado no permiten al individuo profundizar en el conocimiento y mucho menos desarrollar las competencias a las que tanto énfasis pone la Secretaría de Educación Pública (SEP) en sus planes y programas de estudio. Por otro lado, no existe la socialización. Como seres humanos, es fundamental relacionarse con los demás, convivir, establecer vínculos y estrechar relaciones que permitan un desenvolvimiento social más dinámico, sano y transformador.
Las escuelas secundarias para trabajadores comparten rasgos que identifican a las escuelas públicas, como por ejemplo la gratuidad de la educación (no se cobran cuotas de inscripción), instalaciones (biblioteca, salón de computación, etc.), los planes y programas de estudio (excepto las asignaturas de Educación Física y talleres), beneficios gubernamentales, (libros de texto gratuitos, vales para uniformes, becas, etc), entre otras.
Las secundarias para trabajadores ofrecen al estudiante la oportunidad de profundizar en el conocimiento ya que, por su reducida población que va entre los 7 y 15 alumnos por grupo aproximadamente, el docente puede poner en práctica una enseñanza casi personalizada, lo que no ocurre en ninguna otra institución educativa de estas características.
Por otro lado, jóvenes y adultos se interconectan día a día, clase a clase, en una red cognitivo-emocional, creando una atmósfera pedagógica enriquecedora que permea la vida de toda la comunidad escolar. Todo esto se logra a través del compartir ideas y puntos de vista de diversa índole derivados de la edad, los intereses, las necesidades, la trayectoria personal, etc.
En este sentido, en las escuelas secundarias para trabajadores, se lleva a cabo una educación liberadora, es decir, promueve en el individuo el análisis y la reflexión, con el fin de convertirse en un ser de acción y creación, liberándose de aquellas cadenas que no le permiten crecer como individuo. 
Aunado a lo anterior, este tipo de escuelas permite trabajar y estudiar, ya que sus horarios son flexibles y se adecuan a las necesidades de las personas, de su trabajo y asuntos personales.
Por último, cada escuela tiene sus propios beneficios adicionales, por ejemplo en nuestra escuela se otorgarán despensas mensuales a aquellos estudiantes que hayan obtenido un buen desempeño a lo largo de ese tiempo, porque somos conscientes de que la situación económica del país es difícil y que en muchos hogares no alcanza para comer. Con ello, contribuimos en poco a la mejora de esta situación, ya que la educación no puede estar desligada de la sociedad de la cual surgió. 
Para las autoridades de la SEP esto no es suficiente, ya que pretenden cerrarlas y privar a jóvenes y adultos de recibir educación gratuita, ignorando el Artículo 3 Constitucional. Tal es el caso reciente de la Escuela Secundaria para Trabajadores 45, ubicada en la delegación Gustavo A. Madero, que en fecha reciente fue cerrada por las autoridades educativas impidiéndole cumplir con su función para la cual fue creada, aludiendo que no tienen los alumnos suficientes para seguir trabajando.
Es preciso levantar la voz en contra del cierre de las mismas porque se entorpece con el cumplimiento de la misión de formar seres humanos y de contribuir al desarrollo y transformación de la sociedad, área tan estancada en nuestro país.
Desconocemos qué se persigue con el cierre de escuelas, pero podemos percibir intenciones maquiavélicas mercantilistas basadas en la ley de la oferta y la demanda, donde lo último que les importa, es la educación de las personas. A ellos no les conviene sostener escuelas de poca demanda, "no les deja".
No permitamos que las autoridades logren su absurdo cometido. Si tú conoces a una persona mayor de 15 años y que aún no inicia o concluye su educación secundaria, invítala a estudiar con nosotros. Juntos lograremos rescatar a las escuelas secundarias para trabajadores de las intenciones oscuras y malévolas de las autoridades educativas de la SEP, permitiéndoles continuar con tan importante misión.

Escuela Secundaria para Trabajadores 87 Paulo Freire
Norte 23 A, s/n, esquina Av. Cien Metros
U. H. Lindavista Vallejo. G. A. M.
Tel. 57-19-01-77

miércoles, 25 de julio de 2012

Normas


El ser humano para poder vivir en armonía con sus semejantes ha tenido que crear reglas de conducta, a las que ha llamado Normas.

Estas normas son de diversa índole: Religiosas, sociales, morales y jurídicas.




Respecto a las primeras, existe todo un derecho llamado canónico, en donde están comprendidas todas las normas que rigen a la Iglesia Católica, por ejemplo.

Esto no es ajeno a otras religiones, ya que poseen normas que rigen sus actividades y que observan la conducta de quienes acuden a ellas. En caso de que los asistentes no cumplan con lo observado, existen sanciones, sin embargo, éstas son de carácter espiritual.  Por ejemplo, si uno no asiste a misa los Domingos, la sanción es el tener que confesarse y cumplir la penitencia impuesta por el confesor.

Existen también las normas sociales que son aquellas que el ser humano ha construido como parte de la sociedad y que todos aceptan y entienden, además no es necesario dejarlas por escrito. En caso de no cumplir con estas normas, la sanción puede ser la desaprobación y el descrédito de los demás. Por ejemplo, si una persona no saluda a los demás al momento de llegar a una reunión a la que fue invitado, puede que los asistentes se sientan ofendidos por ello y terminen por rechazarlo o ignorarlo.

Las normas morales son aquellas que emanan desde el interior de cada ser humano y que son moldeadas por la cultura en la que se desenvuelve. Por ejemplo, el dar el asiento a la mujer embarazada en el transporte público o el vitar que los menores de edad consuman alcohol o cualquier otra sustancia que pueda afectar su desarrollo físico, emocional o cognitivo. En caso de incumplir con una norma moral, no existe un castigo o sanción como tal, en lugar de ello, se presenta un cargo de conciencia o malestar emocional que se elimina revirtiendo el hecho que lo originó.

Por último, tenemos a las normas jurídicas, que son aquellas normas que se han convertido en leyes, es decir en que su observancia y cumplimiento es obligatorio para todos los ciudadanos (mayores de edad), sin excepción. En caso de incumplimiento, las sanciones las dicta el poder judicial de la federación y pueden ir desde una amonestación, hasta la privación de la libertad. 

Es importante reflexionar acerca de la importancia de las normas, reglas que permiten la convivencia entre los seres humanos.